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Dolor, vergüenza y solicitud de perdón


"Dolor, vergüenza y solicitud de perdón", así se titula la carta del rector de la Universidad Católica Ignacio Sánchez, que publica hoy el diario El Mercurio. A continuación el texto completo del escrito.

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photo_camera Frontis Pontificia Universidad Católica de Chile.

Sr. Director:

Escribo esta carta consciente de lo difícil que es analizar de manera pública este tema. Difícil porque significa volver a exponer a muchas víctimas de abusos frente a su situación. Sin embargo es muy importante que la Universidad Católica manifieste de manera oficial y pública su posición en esta materia. En mi calidad de rector, en varias oportunidades he rechazado de manera tajante estos hechos; lo he hecho en entrevistas, opiniones públicas, y diferentes intervenciones en los medios. Pero no lo he expresado de manera oficial, directa y específica como a través de esta carta. Hoy, es importante indicar que en la UC sentimos dolor y vergüenza por lo que ha ocurrido al interior de nuestra iglesia. Lo que suponíamos hechos muy puntuales, -que son de carácter delictual y repudiables aunque fuera solo uno-, se ha demostrado que han sido más frecuentes de lo que hubiéramos imaginado. Y por esto mismo, -y al ser nuestra comunidad parte de la iglesia-, desde la universidad debemos pedir público perdón por lo realizado por este grupo de sacerdotes.

Este mismo dolor y vergüenza lo expresó el Papa Francisco en su carta de abril de este año a  los obispos. En ella pidió perdón a las víctimas y ofreció su voluntad de reparar el daño cometido.  Luego, a fines de mayo en su carta “Al pueblo de Dios que peregrina en Chile”, nos pide mirar de frente el dolor causado y el rostro de las víctimas. Y lo más importante, nos invita a los cristianos a ser protagonistas de la transformación que hoy la sociedad reclama. Y debido a que no supimos escuchar con atención y poner a las víctimas en el centro, es que hoy tenemos que pedir perdón por nuestras faltas y omisiones. Debemos recoger su llamado a rechazar la cultura del abuso tanto de poder como la lacra de los abusos sexuales a menores. Un delito que debe ser castigado duramente, entregando toda la información y antecedentes a nuestros tribunales de justicia. 

La Conferencia Episcopal en su carta del 3 de agosto avanza de manera significativa al reconocer que los obispos han faltado al deber de escuchar, creer y acompañar a las víctimas de abusos sexuales y de poder. Este es un paso muy importante, que Francisco ha reconocido. También hay un importante avance al expresar su colaboración con el ministerio público y al aprobar nuevas atribuciones y competencias del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y de Acompañamiento de Víctimas, ahora bajo la presidencia de la destacada profesora de Derecho UC, Ana María Celis. Así también los obispos se comprometieron a favorecer el encuentro con las víctimas, a avanzar en prevención y educación en estas temáticas y a desarrollar protocolos que promocionen las relaciones basadas en el respeto. Aquí, hay que seguir el ejemplo de la mayoría de los sacerdotes y religiosas que viven la fe de Cristo con convicción. Todo esto es muy promisorio y una esperanza para la iglesia.

Al interior de la UC, específicamente en el Honorable Consejo Superior hemos analizado esta dura situación. En la actualidad, en conjunto con Decanos de diferentes disciplinas, estamos trabajando para reflexionar respecto de las causas y los aspectos culturales que han favorecido estos abusos en nuestra sociedad. Es necesario entender las estructuras de poder, el clasismo de nuestra sociedad, las relaciones desiguales y otros factores que pueden favorecer estos deplorables hechos. A través de un estudio y reflexión académica, -en un proyecto de al menos de dos años de duración-, queremos aportar al país nuevas luces para entender lo que ha ocurrido y para que estos hechos no se vuelvan a repetir en nuestro país. La invitación queda abierta a todas las universidades católicas del país, para avanzar en conjunto. Con dolor, vergüenza y solicitando el perdón de tantas víctimas, la UC quiere mirar hacia adelante y trabajar por un futuro mejor para nuestra iglesia y para el país.

 

Ignacio Sánchez D.

Rector, Pontificia Universidad Católica de Chile

 

 


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